Aracena es la capital de la comarca y la que da nombre a la sierra y al Parque Natural, uno de los espacios protegidos más importantes de la Comunidad y que ocupa todo el norte de la provincia con sus dehesas y pequeñas elevaciones cubiertas, predominantemente, de bosques de encinas, alcornoques, castaños y monte bajo, por donde cursan numerosos arroyos, conformando un paisaje de extraordinaria belleza y atractivo, ideal para la ganadería, especialmente para el cerdo ibérico, que encuentra aquí unas condiciones ideales.
Su casco urbano, repleto de monumentos y declarado Bien de Interés Cultural, se ubica al pie de su antiguo castillo y de la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor, que conserva el alminar de la mezquita que le precedió. Además de ésta y otras muchas iglesias que componen su patrimonio, lo más destacado, y por lo que es más conocida es por la Gruta de las Maravillas, uno de los complejos cársticos más interesantes de España.
Los primeros asentamientos humanos que se conocen en el actual término de Aracena datan del Calcolítico, concretamente son estructuras megalíticas o dólmenes y asentamientos hallados en la Cueva de la Mora (aldea de la Umbría). La riqueza de minerales de la comarca propició el asentamiento de poblaciones durante la Edad del Bronce. De esta época destaca el poblado de "El Castañuelo" en el que se distinguen dos culturas diferentes, una perteneciente a la Edad del Bronce (II milenio a.C.) y otra a la Edad del Hierro (mediados del I Milenio a.C.).
Durante la Edad Moderna tuvo un gran desarrollo plasmado en un crecimiento demográfico y la expansión urbanística, ejemplo de ello es la fundación de los conventos dominicos y carmelitas. En el siglo XVII se convirtió en Señorío bajo la jurisdicción del Conde Duque de Olivares, y más tarde dependió del conde de Altamira, quien se intitula Príncipe de Aracena. Figuras destacadas de esta época fueron el humanista Benito Arias Montano, quien fundó en Aracena una cátedra de Latinidad en 1597, foco de cultura hasta finales del siglo XIX, y Sor Maria de la Trinidad, mística y poetisa, fundadora en 1671 del Convento de Jesús, María y José. Tras la crisis provocada por la Guerra de Restauración, con Portugal, se produce una recuperación durante el siglo XVIII que se plasma en la arquitectura popular del conjunto histórico.
En 1833 con la nueva división administrativa, Aracena es segregada de Sevilla y pasa a formar parte de la provincia de Huelva. A finales del siglo XIX y principios del XX, Aracena cobra un fuerte impulso que se materializa en su urbanismo ya que se construyen casas señoriales y edificios que llevan la firma del afamado arquitecto Aníbal González, como el Ayuntamiento de Santa Catalina, el Casino de Arias Montano, la Plaza de Abastos o las viviendas de Aracenilla. El descubrimiento en 1850 de la Gruta de las Maravillas, y su posterior acondicionamiento turístico en 1914, convirtieron a Aracena en la pionera del turismo subterráneo de nuestro país. Gran parte de este impulso de principios del s. XX se debe a la figura de Francisco Javier Sánchez Dalp quién ostentó la distinción de Marqués de Aracena.